Con esta entrada paso a demostrar que este Blog es tan caótico como la persona que lo escribe.
Pueden llegar a interesarme los temas más diversos y cuando uno me atrae, le pongo mis cinco sentidos. O seis, que aunque la intuición siempre se queda fuera, en mi está muy desarrollada. Por eso este post versará sobre una ciudad y la visita realizada a su Museo. Nunca he escrito antes sobre estos temas así que, si sale bien, trasladaré alguna que otra vez mis experiencias como viajera.
Hace unos cuatro meses cambié mi residencia. Había vivido toda mi vida en otra ciudad pero, como ya ha quedado patente y no voy a repetir, hubo un momento en que tuve la absoluta necesidad de dejarlo todo atrás y empezar de nuevo en otro sitio.
Nací al lado del mar y, aunque en Barcelona ciudad y alrededores, estamos bastante cerca, siempre tuve la añoranza de habitar lo más próximo a él que pudiera.
Pero como decía mi madre "los pobres no podemos elegir", ósea, por motivos económicos tuve que cambiar mi idea original de encontrar algo en primera o segunda línea de mar y quedarme en la ciudad propiamente dicha. Para ello elegí Gavà.
Esta es una población que tiene sus propias playas y barrios a pie de costa. Sin embargo yo me quedé en la entrada de la ciudad.
Una vez empecé a vivir aquí descubrí el increíble bagaje histórico que hay en toda la zona.
Asentamiento elegido por infinidad de civilizaciones desde la época prehistórica, el casco urbano es un enorme yacimiento arqueológico al que hay que sumar diferentes otros focos en sus alrededores, igual o más importantes como las minas o, ya entrando el S.XX, el refugio antiaereo.
Y este domingo, cuando realizaba una de mis actividades preferidas, callejear, decidí visitar el Museo.
Ya es destacable el edificio donde está ubicado, villa residencial que data de 1779, con su bonito entorno de jardín y fuente.
Pero lo más increíble es lo que guarda en su interior.
La planta baja está reservada para exposiciones temporales y en la actualidad se muestra la unión histórica de la empresa Roca con Gavà desde hace, ahora, 100 años.
Aquí he descubierto un personaje que me ha llamado poderosamente la atención, Angela Roca i Soler. Pero a ella me la reservo. Quizá escriba algo más largo que un post.
Y cuando accedes a la primera planta, donde se encuentran expuestos muchos de los hallazgos de los diferentes yacimientos, te quedas deslumbrado.
He visto otros muchos museos de este estilo pero este es especial. El recorrido, todo en el mismo espacio, es fácil de seguir. La decoración es sobria y el orden es absoluto, lo suficientemente bien montado como para que no tengas la sensación de apelotonamiento que hay en otros y que te ataca a la percepción no dejándote apreciar cada pieza en su singularidad. Entre estas piezas hay algunas excepcionales por lo bien conservadas y las reproducciones son muy buenas porque nos hacen tener una idea del contexto en el que fueron utilizadas.
Es una visita muy recomendable teniendo en cuenta, además, que la entrada es completamente gratuita.
Para más información :
Ayuntamiento de Gavà: www.gavaciutat.cat
Parque arqueológico Minas de Gavà: www.parcarqueologic.cat
Bienvenidos a mi casa. Te adentras en un mundo de fantasía, mi mundo.¿Preparado?.
lunes, 31 de julio de 2017
sábado, 29 de julio de 2017
Perdoname mamá
Sé que después de pasados cuatro años de que perdiera todas sus capacidades y uno y medio de que murió es absurdo que me castigue de está manera.
Cuando empezó a perder su lucidez la torturé intentando mil y una cosas para que no se me fuera. Me costó mucho aceptar que no podía hacer nada, siempre había podido!!
Y ahora, salgo de mi nuevo piso y pienso:
"Si la hubiera traído aquí, donde podía sentarla en el balcón, quizá con el sol y el bullicio de la gente al pasar, con la imagen del parque de enfrente, todo se hubiera retrasado".
Nunca conseguiré alejar de mi el sentimiento de culpa por no poder hacer un milagro.
Lo siento mamá pero no pude. Perdoname.
Por no poder detener el Párkinson.
Por no poder detener la demencia.
Por no poder mantenerte a mi lado, anclarte a este mundo un tiempo más.
Por no poder evitar que perdieras el habla.
Por no poder evitar que perdieras el movimiento.
Por no poder evitar que me dejarás sola demasiado pronto.
Por no poder evitarte el sufrimiento del final.
Siempre estuve contigo en los momentos más difíciles. No me separaba de tu lado, de tu cama.
Nunca te soltaba la mano y creí que podía engañar al destino, creí que podía esconderte detrás de mi y que no te alcanzara lo que te estaba destinado. Creí que estando a tu lado saldrías adelante como otras veces.
Pero fallé. No conseguí protegerte. Las cosas me pillaron a tras mano y, una vez esa horrible enfermedad te invadió no pude pararla, ni siquiera ralentizarla.
Cuando te fuiste cambié de ciudad, de piso. No me traje nada conmigo para empezar de nuevo. Pero aún así, donde mire te veo y me gustaría tanto que pudieras acompañarme en este nuevo lugar que se que te encantaría.
Por eso te pido perdón, mamá. Por no poder hacer el milagro.
Cuando empezó a perder su lucidez la torturé intentando mil y una cosas para que no se me fuera. Me costó mucho aceptar que no podía hacer nada, siempre había podido!!
Y ahora, salgo de mi nuevo piso y pienso:
"Si la hubiera traído aquí, donde podía sentarla en el balcón, quizá con el sol y el bullicio de la gente al pasar, con la imagen del parque de enfrente, todo se hubiera retrasado".
Nunca conseguiré alejar de mi el sentimiento de culpa por no poder hacer un milagro.
Lo siento mamá pero no pude. Perdoname.
Por no poder detener el Párkinson.
Por no poder detener la demencia.
Por no poder mantenerte a mi lado, anclarte a este mundo un tiempo más.
Por no poder evitar que perdieras el habla.
Por no poder evitar que perdieras el movimiento.
Por no poder evitar que me dejarás sola demasiado pronto.
Por no poder evitarte el sufrimiento del final.
Siempre estuve contigo en los momentos más difíciles. No me separaba de tu lado, de tu cama.
Nunca te soltaba la mano y creí que podía engañar al destino, creí que podía esconderte detrás de mi y que no te alcanzara lo que te estaba destinado. Creí que estando a tu lado saldrías adelante como otras veces.
Pero fallé. No conseguí protegerte. Las cosas me pillaron a tras mano y, una vez esa horrible enfermedad te invadió no pude pararla, ni siquiera ralentizarla.
Cuando te fuiste cambié de ciudad, de piso. No me traje nada conmigo para empezar de nuevo. Pero aún así, donde mire te veo y me gustaría tanto que pudieras acompañarme en este nuevo lugar que se que te encantaría.
Por eso te pido perdón, mamá. Por no poder hacer el milagro.
jueves, 27 de julio de 2017
Nacimiento de un Blog
Este post empieza sin un camino, sin un sentido, sin un tema determinado. Como querer, quiero transitar la experiencia de escribir y publicar este blog, más que para compartir la senda recorrida, para que sea esclarecedor para mi. ¿Porque sigo haciéndolo aunque hay veces que me duele más que otra cosa?.
Nunca había escrito, ni siquiera la lista de la compra. Soy de ciencias y la creatividad nunca ha sido mi fuerte. Siempre pensé que hilvanar tres palabras seguidas que fueran lo suficientemente coherentes como para constituir un escrito no iba conmigo.
Lo que si he hecho siempre ha sido convivir conmigo misma. ¡Y es una ardua labor!.
Ahora he recorrido un largo camino y he llegado a la madurez dejando algunos lastres detrás pero, desafortunadamente, no todos.
Cuando digo que he convivido siempre conmigo misma me refiero a que mi mente es un órgano. que no para de funcionar. Supongo que por eso soy casi insomne crónica. En épocas anteriores todo lo que ahora traspaso a estos pequeños escritos se quedaba exclusivamente allí dentro. Nunca me planteé plasmarlo en ningún sitio y mucho menos, hacerlo publico.
He sufrido temporadas muy largas, eternas a veces, de una tremenda angustia, de una amargura tal que me llevó a permitir dejar pasar pensamientos que nunca deberían haber salido de lo más oscuro y profundo de mi alma. Me han asaltado miedos que eran más terrores que simples temores. He enfrentado situaciones de las que no tenia ni idea de como salir y que durante eternos momentos me han paralizado.
He soportado la terrible y real sensacion de tener la vida y la integridad física de la persona que más amaba en mis manos y no saber que camino, que decisión tomar.
Me he enfrentado a la perdida de la lucidez por parte de esa persona sin tener ni idea de cual era la actitud que había que adoptar en esa situación. Como tenía que tratarla, que podía decirle y que no. Pero, sobre todo, como podía defenderme para que no me arrastrara con ella.
Y he estado sola en todos esos momentos. Con la única persona con la que podía compartir mis dudas, mis indecisiones. La unica que podia darme consejo y seguridad era la que había perdido toda capacidad cognitiva.
Pero en ningún momento se me ocurrió traspasar todo eso al papel.
Me avergonzaba escribirlo aunque fuera algo que solo iba a ver yo. Siempre lo consideré una debilidad y en aquel momento yo podía permitirme cualquier cosa menos ser débil.
No me di cuenta de lo esclarecedor, lo sanador que puede ser volcar todo lo que deja tu alma en carne viva en un papel en blanco y luego releerlo.
Tuvo que morir ella y decidir yo dejar atrás toda mi vida anterior, cambiar de residencia, hacer una enorme hoguera y realizar un aquelarre para purificarme y permitirme volver a ser yo, para que por fin me decidiera a empezar a escribir.
Y, curiosamente, descubrí la facilidad que tengo para hacerlo. No se sí bien o mal, se que he recibido buenas criticas pero yo soy la inseguridad hecha persona y por tanto no lo sabré jamás.
Lo que si sé es que mi escritura es compulsiva, que sale directamente de mi mente al papel, que escribo de corrido, sin volver atrás, que no repaso ni releo hasta que no he terminado y que solo corrijo las faltas o las frases mal construidas.
Lo del blog vino después. Creo que todos los que nos hemos dejado poseer por el demonio de la “creatividad” lo hacemos con la intención y la esperanza de que alguien tenga curiosidad y quiera saber que tenemos para comunicar. Por eso abri las puertas de esta mi casa a todo aquel que quisiera escuchar a esta narradora de historias. No siempre mis opiniones, ideas o divagaciones tienen la misma audiencia pero yo las explico con la esperanza y la ilusión de que alguien que pase por la puerta quiera compartir un ratito conmigo.
lunes, 24 de julio de 2017
Dejar morir a un niño
Tengo dos sobrinos. Han salido muchas veces en este Blog. Para mi son mi vida. Sería capaz de morir para darles el corazón, las córneas, lo que fuera si lo necesitarán y lucharía con uñas y dientes para salvarles la vida.
Con esto quiero decir que entiendo perfectamente las campañas que se hacen para recaudar fondos para una operación o buscando donantes para un trasplante.
Lo que me cuesta entender es que nos volquemos, que tengamos tal capacidad para empatizar, para solidarizarnos, para emocionarnos con un solo niño y a la vez miremos, totalmente indiferentes, como mueren otros millones. Sin pestañear, sin sentir, como si fueran transparentes.
Inevitablemente eso me hace pensar en los campos de concentración nazis. Miles de niños murieron allí ante la mirada indiferente del resto del mundo. Lo que tienen en común aquellas víctimas de la barbarie y las víctimas actuales es ese sentimiento de muchas personas de que no son nada.
Sufren por terribles enfermedades que los mayores no podríamos ni pensar en soportar. Los ves desmadejados, sin fuerzas, solo piel, huesos y unos enormes ojos que miran fijo, con la fijación de la muerte aceptada.
¿Podemos llegar a autoconvencernos de que los padres de esa criatura inocente no sienten la misma desesperación que los progenitores del niño que necesita la operación o el trasplante?
Pero nos da igual. Por desgracia no nos invade la misma empatía y deseo de ayudar.
Y no acepto que se diga que eso no es verdad ¡porque lo es!.
Llevo demasiado tiempo sintiendo la indiferencia como para que nadie intente contarme mentiras. Somos capaces de dar dinero, recoger millones de tapones de botellas, asistir a eventos. Pero... Yo intenté hacer una campaña para Unicef, 100 euros, no 100.000.
Solo había que enviar un SMS que valía 4 euros de nada, poco más que un café. Con esa nimiedad se hubieran vacunado muchos bebés que no morirían de un simple sarampión.
Al final acabé dando yo el dinero.
También recuerdo que hace algún tiempo me sentí ofendida porque vi que Unicef Argentina ofrecía entrar en un sorteo de un coche por hacerse socio. Pensé: "¡Por el amor de Dios! Esto no es una promoción de verano de un supermercado, hasta ahí podíamos llegar."
Pero de sabios es rectificar, sí tentar el espíritu mercantilista e interesado del ciudadano de a pie es el único medio para poder minimizar el sufrimiento y la muerte de más niños por desnutrición, por abandono, bienvenidos sean los sorteos.
Lo mejor es que cuando preguntas a esos que se hacen socios para ver si les toca, porque no lo han hecho antes o porque no lo hacen otros, te contestan :
"Es que te lo enseñan tanto por televisión que te acostumbras y ya no te afecta." ¿En serio?
¿Somos capaces de acostumbrarnos a esto?
Entonces, y sin ser creyente, pienso que si ese Dios del que todas las religiones hablan, existe de verdad, un día borrará su aberración de encima de la Tierra pura.
¡Y nos merecemos lo que nos pasé.!
Con esto quiero decir que entiendo perfectamente las campañas que se hacen para recaudar fondos para una operación o buscando donantes para un trasplante.
Lo que me cuesta entender es que nos volquemos, que tengamos tal capacidad para empatizar, para solidarizarnos, para emocionarnos con un solo niño y a la vez miremos, totalmente indiferentes, como mueren otros millones. Sin pestañear, sin sentir, como si fueran transparentes.
Inevitablemente eso me hace pensar en los campos de concentración nazis. Miles de niños murieron allí ante la mirada indiferente del resto del mundo. Lo que tienen en común aquellas víctimas de la barbarie y las víctimas actuales es ese sentimiento de muchas personas de que no son nada.
Sufren por terribles enfermedades que los mayores no podríamos ni pensar en soportar. Los ves desmadejados, sin fuerzas, solo piel, huesos y unos enormes ojos que miran fijo, con la fijación de la muerte aceptada.
¿Podemos llegar a autoconvencernos de que los padres de esa criatura inocente no sienten la misma desesperación que los progenitores del niño que necesita la operación o el trasplante?
Pero nos da igual. Por desgracia no nos invade la misma empatía y deseo de ayudar.
Y no acepto que se diga que eso no es verdad ¡porque lo es!.
Llevo demasiado tiempo sintiendo la indiferencia como para que nadie intente contarme mentiras. Somos capaces de dar dinero, recoger millones de tapones de botellas, asistir a eventos. Pero... Yo intenté hacer una campaña para Unicef, 100 euros, no 100.000.
Solo había que enviar un SMS que valía 4 euros de nada, poco más que un café. Con esa nimiedad se hubieran vacunado muchos bebés que no morirían de un simple sarampión.
Al final acabé dando yo el dinero.
También recuerdo que hace algún tiempo me sentí ofendida porque vi que Unicef Argentina ofrecía entrar en un sorteo de un coche por hacerse socio. Pensé: "¡Por el amor de Dios! Esto no es una promoción de verano de un supermercado, hasta ahí podíamos llegar."
Pero de sabios es rectificar, sí tentar el espíritu mercantilista e interesado del ciudadano de a pie es el único medio para poder minimizar el sufrimiento y la muerte de más niños por desnutrición, por abandono, bienvenidos sean los sorteos.
Lo mejor es que cuando preguntas a esos que se hacen socios para ver si les toca, porque no lo han hecho antes o porque no lo hacen otros, te contestan :
"Es que te lo enseñan tanto por televisión que te acostumbras y ya no te afecta." ¿En serio?
¿Somos capaces de acostumbrarnos a esto?
Entonces, y sin ser creyente, pienso que si ese Dios del que todas las religiones hablan, existe de verdad, un día borrará su aberración de encima de la Tierra pura.
¡Y nos merecemos lo que nos pasé.!
miércoles, 19 de julio de 2017
Dioses de barro
Me asombra el ego de algunos profesionales de la interpretación, porque es lo que son. Yo tengo mi oficio y ellos el suyo. Ellos son buenos en lo suyo y yo en lo mío. ¿¿Que se supone que les hace superiores?? ¿¿Las fans??. Pues resulta que ellas son las que les dan de comer, las que les hacen famosos. Si no fuera por ellas, muchos pasarían por el mundo del arte sin pena ni gloria.
Pero cuando un actor se siente seguido, adorado, alabado, mimado por las fans normalmente se endiosa y, a partir de ahí empieza a levitar por encima de los mortales.
Su ego crece proporcionalmente a su fama proporcionada por sus seguidores y de repente se siente superior a aquellos que lo han puesto en la posición que ocupa.
Se vuelve un ser despreciativo, niño insoportablemente mimado. Reyezuelo que va regalando un "me gusta" aquí y allá, en las redes sociales, como quien concede una limosna a un pobre disminuido.
Por lo general y gracias a un par de hechos aislados, consigue una fama que no merece porque da una imagen distorsionada de la realidad que sus seguidores prefieren creer y difundir y, como dice un refrán español "Cría fama y échate a dormir".
Se adhiere a una causa solidaria y se apantalla detrás de ella. La utiliza para desarrollar sus hobbys. Queda como una magnífica persona pero usa esa causa como excusa para disfrutar. Doble ganancia.
Toca todos los palos pero, como decía mi madre "quien mucho abarca poco aprieta". Es muy bueno en su profesión pero mediocre en todas las demás. De todas maneras no hay problema, la cohorte de incondicionales incrementarán su curriculum diciendo que es genial en todo lo que hace. Esto infla su narcisismo como un globo y, espero que no, solo un hecho traumático le pude hacer poner los pies en el suelo.
En su descargo tengo que decir que, si yo recibiera cada día mensajes donde sólo se resaltara lo guapa que soy, que si cada vez que diera una opinión, por simple que fuera, estuvieran a punto de proponerme para la canonización y si colgara una grabación cantando en la ducha y me dijeran 200 personas que soy mejor que Pavarotti, también sería petulante, egocéntrico y soberbio.
Y como última peculiaridad de los acólitos de este Dios echo carne, nunca se atreverán a llevarle la contraria, criticarle en algún sentido y compartirle cosas que no sean fotos suyas, noticias suyas, entrevistas suyas... Porque si no, te barrera de un manotazo como a una mota de polvo en su chaqueta.
En fin, como yo digo siempre, el mundo está lleno de bailarines a lo Milán Kundera.
La mala noticia para nuestro profesional del postureo es que, si se duerme en los laureles, si se pierde en las alabanzas, no verá venir el paso del tiempo ni a los jóvenes que vienen empujando fuerte. Despertará del sueño ignorado y abandonado por sus esclavos. Lo veremos vegetar entre papeles secundarios de padre, de mendigo o de tío lejano. Habrá sacrificado su talento en aras del halago y del peloteo y quizá, con suerte, alguien se acuerde de el para darle un premio a toda su carrera.
sábado, 15 de julio de 2017
Fe
El hombre siempre a temido a la soledad. Vivía en un gran planeta que no conocía lleno de fenómenos extraordinarios que no podía explicar.
Necesitaba un ser superior a quien achacar todos estos hechos aparentemente sobrenaturales. Alguien tan poderoso que nada fuera imposible para el, que rigiera los destinos de los seres humanos y diera un sentido a su paso por la Tierra.
Un padre todopoderoso que cuidara de sus hijos como el más amoroso de los progenitores.
El hecho primigenio de la creación de Dios como un instinto de buscar seguridad se afianzó conforme la psicología del hombre se fue complicando. Se pasó de pedirle buenas cosechas, fertilidad o condiciones climáticas favorables a convertirle en un escape a la desesperación.
Cuando todas las soluciones posibles se han agotado, cuando nuestra propia vida o la del ser que más queremos están en peligro, cuando sufrimos y no tenemos manera de aliviar ese sufrimiento o cuando el terror nos atenaza necesitamos creer que hay alguien más que con su poder absoluto y pidiéndoselo con humildad, nos va a dar una salida a esa situación desesperada.
Por otra parte en la evolución del hombre se va desarrollando una característica que también nos diferencia del resto de animales, la conciencia. Somos la única especie que hace el mal a sus semejantes por puro placer y luego se arrepiente. Y claro está, junto con el arrepentimiento viene la necesidad del perdón. Dios se convierte en nuestro "Don limpio" particular, aquel que deja nuestra conciencia tan limpia que pasaría la prueba del algodón.
Pero el hecho definitivo que da sentido a que la mayor parte de la humanidad siga a un ser superior es la muerte. Cuando el hombre fue consciente de que su paso por la Tierra tenía fecha de caducidad fue incapaz de resignarse. Desaparecer del mundo como si nunca hubiera existido no es una opción. Que se apague la luz y no haya nada más se convierte en una pesadilla.
Por tanto se crea un sitio donde seguir viviendo después de la vida terrenal. Y puestos a inventar no va a ser un mundo paralelo a este, con las mismas privaciones, dificultades y problemas...¡¡¡se inventa un Paraíso!!! Un lugar donde merezca la pena estar muerto, porque "no hay mal que por bien no venga".
Todo esto es la parte espiritual del asunto. Pero algo que mueve masas como la religión no puede pasar desapercibido para los espíritus poseídos por el instinto comercial.
Así que la fauna cuyo mundo gira alrededor del dinero y el poder no se puede sustraer de apoderarse de la necesidad religiosa de sus semejantes. La tentación de convertirse en gestores de la fe es demasiado poderosa.
Y como decimos en España "con la Iglesia hemos topado". Se crearon de repente leyes, cultos y obligaciones todos ellos manejados y organizados por una cohorte de empleados distribuidos de manera jerárquica.
Y nosotros, los propios seres humanos, hemos dejado de creer que podemos tener una conexión directa con ese Dios que inventamos y al que confiamos todos nuestros miedos y preocupaciones. De repente se desarrolla la necesidad de poseer intermediarios que sin saber porque, parecen estar más preparados para realizar esta conexión.
Esta última parte del post la reservo para hacer mi propia confesión. Yo también he pasado por épocas de desesperación viendo sufrir a la persona que más quería. También he rezado suplicando por ella. No conseguí respuesta pero no por eso estoy enfadada. Simplemente, cuando ella se fue y desapareció mi necesidad de un hecho extraordinario para salvarla Dios también desapareció. No he vuelto a pensar, a rogar, a rezar.
Y cuando me vaya lo haré igual a cuando llegué. Cuando llegué nadie me conocía. Cuando me vaya nadie me recordará.
Un padre todopoderoso que cuidara de sus hijos como el más amoroso de los progenitores.
El hecho primigenio de la creación de Dios como un instinto de buscar seguridad se afianzó conforme la psicología del hombre se fue complicando. Se pasó de pedirle buenas cosechas, fertilidad o condiciones climáticas favorables a convertirle en un escape a la desesperación.
Cuando todas las soluciones posibles se han agotado, cuando nuestra propia vida o la del ser que más queremos están en peligro, cuando sufrimos y no tenemos manera de aliviar ese sufrimiento o cuando el terror nos atenaza necesitamos creer que hay alguien más que con su poder absoluto y pidiéndoselo con humildad, nos va a dar una salida a esa situación desesperada.
Por otra parte en la evolución del hombre se va desarrollando una característica que también nos diferencia del resto de animales, la conciencia. Somos la única especie que hace el mal a sus semejantes por puro placer y luego se arrepiente. Y claro está, junto con el arrepentimiento viene la necesidad del perdón. Dios se convierte en nuestro "Don limpio" particular, aquel que deja nuestra conciencia tan limpia que pasaría la prueba del algodón.
Pero el hecho definitivo que da sentido a que la mayor parte de la humanidad siga a un ser superior es la muerte. Cuando el hombre fue consciente de que su paso por la Tierra tenía fecha de caducidad fue incapaz de resignarse. Desaparecer del mundo como si nunca hubiera existido no es una opción. Que se apague la luz y no haya nada más se convierte en una pesadilla.
Por tanto se crea un sitio donde seguir viviendo después de la vida terrenal. Y puestos a inventar no va a ser un mundo paralelo a este, con las mismas privaciones, dificultades y problemas...¡¡¡se inventa un Paraíso!!! Un lugar donde merezca la pena estar muerto, porque "no hay mal que por bien no venga".
Todo esto es la parte espiritual del asunto. Pero algo que mueve masas como la religión no puede pasar desapercibido para los espíritus poseídos por el instinto comercial.
Así que la fauna cuyo mundo gira alrededor del dinero y el poder no se puede sustraer de apoderarse de la necesidad religiosa de sus semejantes. La tentación de convertirse en gestores de la fe es demasiado poderosa.
Y como decimos en España "con la Iglesia hemos topado". Se crearon de repente leyes, cultos y obligaciones todos ellos manejados y organizados por una cohorte de empleados distribuidos de manera jerárquica.
Y nosotros, los propios seres humanos, hemos dejado de creer que podemos tener una conexión directa con ese Dios que inventamos y al que confiamos todos nuestros miedos y preocupaciones. De repente se desarrolla la necesidad de poseer intermediarios que sin saber porque, parecen estar más preparados para realizar esta conexión.
Esta última parte del post la reservo para hacer mi propia confesión. Yo también he pasado por épocas de desesperación viendo sufrir a la persona que más quería. También he rezado suplicando por ella. No conseguí respuesta pero no por eso estoy enfadada. Simplemente, cuando ella se fue y desapareció mi necesidad de un hecho extraordinario para salvarla Dios también desapareció. No he vuelto a pensar, a rogar, a rezar.
Y cuando me vaya lo haré igual a cuando llegué. Cuando llegué nadie me conocía. Cuando me vaya nadie me recordará.
martes, 11 de julio de 2017
"En la oscuridad" A.Pampliega
Supe de Antonio cuando abrí mi primera cuenta en Twitter y seguí su secuestro, como la mayoría, por las noticias.
"En la oscuridad" nos da la posibilidad de vivir esta terrible experiencia en primera persona.
El relato está escrito de tal forma que facilita una lectura rápida y asequible, para todo tipo de público. Pero a la vez, con ese lenguaje sencillo consigue mucho más.
En cada frase, en cada momento, en cada capítulo palpita enorme, de tal manera que se sale del texto, sus sentimientos, sus miedos, su angustia.
Vives con él, inmerso en el ambiente cerrado y asfixiante, siempre con el miedo adherido al cuerpo como una segunda piel. El temor infinito de que se abra la puerta y se acabe la función.
Pero lo que hace de este relato algo cercano es que su autor no aprovecha para erigirse en héroe, en intrépido y valiente. Solo se nos muestra como el ser humano que es, con las mismas reacciones que podríamos tener todos en su lugar.
Como el miedo y preocupación constante que, sin querer, está causando a su familia. Porque en realidad Antonio teme a la muerte pero, aún más, a que su familia la vea retransmitida por televisión.
"En la oscuridad" me ha hecho emocionar muchas veces durante su lectura. He caminado junto a su autor y he sufrido con el.
Para mi es el 100% de la esencia que un relato debe tener.
Debo felicitarle porque este exorcismo, esta catarsis, no debe haber sido nada fácil.
Y este post podría quedarse aquí pero voy a añadir un comentario más.
Durante la historia de la humanidad han habido infinidad de conflictos armados, e indudablemente, los cronistas en ciertas épocas y las agencias de prensa después, han sido fundamentales para todos los bandos.
Pero la información que recibimos de estos medios, filtrada y partidista, muchas veces tiene como objetivo lo que vulgarmente se llama "arrimar el ascua a su sardina".
Por eso es tan importante este nuevo medio de los periodistas "Freelance" como Antonio.
Profesionales que se desplazan a las zonas más calientes de los conflictos para darnos una información de primera mano, en primera persona. Trasladarnos las palabras de los refugiados. Explicarnos la realidad de las situaciones. Mostrarnos las imágenes sin manipular.
Son hombres y mujeres que van armados con ordenadores y cámaras, no con AK47.
He leído muchas críticas, muchas teorías de la conspiración donde se les acusa de "mercenarios", de trabajar para el mejor postor. Para mi todo eso no es más que una sarta de sandeces salidas de los que, sentados cómodamente en su sofá, se permiten el lujo de criticar por un afán de protagonismo o, en la mayoría de los casos, por un intento desesperado de acallar sus conciencias.
"En la oscuridad" nos da la posibilidad de vivir esta terrible experiencia en primera persona.
El relato está escrito de tal forma que facilita una lectura rápida y asequible, para todo tipo de público. Pero a la vez, con ese lenguaje sencillo consigue mucho más.
En cada frase, en cada momento, en cada capítulo palpita enorme, de tal manera que se sale del texto, sus sentimientos, sus miedos, su angustia.
Vives con él, inmerso en el ambiente cerrado y asfixiante, siempre con el miedo adherido al cuerpo como una segunda piel. El temor infinito de que se abra la puerta y se acabe la función.
Pero lo que hace de este relato algo cercano es que su autor no aprovecha para erigirse en héroe, en intrépido y valiente. Solo se nos muestra como el ser humano que es, con las mismas reacciones que podríamos tener todos en su lugar.
Como el miedo y preocupación constante que, sin querer, está causando a su familia. Porque en realidad Antonio teme a la muerte pero, aún más, a que su familia la vea retransmitida por televisión.
"En la oscuridad" me ha hecho emocionar muchas veces durante su lectura. He caminado junto a su autor y he sufrido con el.
Para mi es el 100% de la esencia que un relato debe tener.
Debo felicitarle porque este exorcismo, esta catarsis, no debe haber sido nada fácil.
Y este post podría quedarse aquí pero voy a añadir un comentario más.
Durante la historia de la humanidad han habido infinidad de conflictos armados, e indudablemente, los cronistas en ciertas épocas y las agencias de prensa después, han sido fundamentales para todos los bandos.
Pero la información que recibimos de estos medios, filtrada y partidista, muchas veces tiene como objetivo lo que vulgarmente se llama "arrimar el ascua a su sardina".
Por eso es tan importante este nuevo medio de los periodistas "Freelance" como Antonio.
Profesionales que se desplazan a las zonas más calientes de los conflictos para darnos una información de primera mano, en primera persona. Trasladarnos las palabras de los refugiados. Explicarnos la realidad de las situaciones. Mostrarnos las imágenes sin manipular.
Son hombres y mujeres que van armados con ordenadores y cámaras, no con AK47.
He leído muchas críticas, muchas teorías de la conspiración donde se les acusa de "mercenarios", de trabajar para el mejor postor. Para mi todo eso no es más que una sarta de sandeces salidas de los que, sentados cómodamente en su sofá, se permiten el lujo de criticar por un afán de protagonismo o, en la mayoría de los casos, por un intento desesperado de acallar sus conciencias.
domingo, 9 de julio de 2017
Depredadores con corbata: Empresarios
La fauna empresarial. Son auténticos depredadores con corbata y, solo a veces, con buenos modales.
No voy a entrar a hablar de la lucha obrera durante la historia porque necesitaría mucho tiempo y daría para un libro y no para un Blog.
Lo que si remarcaré es el sacrificio en todos los sentidos, incluso de su vida, de miles de personas, en un intento de mejorar las condiciones laborales. Gracias a esto se han logrado cosas como las jornadas de ocho horas, las semanas de cuarenta, los descansos remunerados, las horas extras. El derecho a la huelga, el paro, los contratos, las mutuas de accidentes, etc.
Las luchas hasta conseguir estos derechos llegaron a ser, en muchos momentos, sangrientas. Incluso dedicamos días para reconocer la muerte heroica de mujeres y hombres, víctimas valientes que dieron su vida para mejorar las de otros obreros como ellos.
Desgraciadamente en la actualidad todavía quedan países donde los trabajadores sufren situaciones cercanas a la esclavitud, solo comparables a la época de la revolución industrial.
Pero esta vez no voy a hablar de ellos si no del mio.
En España hemos pasados muchos períodos turbulentos con los trabajadores como telón de fondo debido a que aquí las clases sociales siempre han sido muy particulares.
Durante nuestra historia pasada y reciente han existido dos élites que han corrido paralelas. Por un lado la aristocracia, heredados de un reinado a otro, son como aquel jarrón que pasa de padres a hijos, que lleva siglos en la familia pero del que nadie se atreve a desprenderse.
Por otro los empresarios que son los que realmente siempre han mandado en el país.
La personalidad de estos no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Son egoístas, elitistas, pagados de ellos mismos, egocéntricos y poco inteligentes.
Consideran a sus empleados como esclavos y sienten un desprecio total por ellos, el mismo desprecio que algunos sienten por seres a los que consideran inferiores. Por tanto no ven como injustas ninguna de las decisiones que toman. Su Dios es el dinero y hacen cualquier cosa para ganar más. Pero como profesionales dejan mucho que desear, no saben hacer su trabajo. Si fueran empleados en vez de dueños los habrían despedido nada más empezar.
Tienen dos pilares fundamentales a la hora de gestionar sus negocios, por un lado:
"Reducir gastos de producción para así aumentar los márgenes de beneficio".
Es un gran objetivo si no fuera porque es el único y además está mal gestionado. No se rebajan estos costes a través de la mejora del sistema de fabricación mediante inversiones para agilizar y facilitar los métodos productivos.
No se hacen estudios logísticos para reducir gasto en las entregas de material con operadores mejor situados según las ubicaciones de la cartera de clientes.
Los estudios de mercado son desconocidos para nuestros empresarios, así como los departamentos de marketing.
No se atreven a exigir a sus departamentos de ventas aumentos de precios en momentos determinados ni a negociar mejores condiciones en la compra de materias primas.
La única manera que estos seres hambrientos de dinero saben aumentar sus beneficios es mediante la exigencia constante de aumentos de productividad a sus plantillas. Obligan a sus empleados a hacer horarios imposibles, trabajar a destajo como en los años 40 pero sin cobrar por ello.
Se intenta aumentar la producción con los mismos medios técnicos y humanos pero recibiendo las mismas recompensas. Porque, eso sí, tienen un magnífico juego de cintura para evitar subir los sueldos más allá del IPC. Y por supuesto, los premios y los incentivos no existen para ellos.
Nuestros empresarios no entienden que un trabajador feliz y satisfecho con su trabajo y su empresa, que no tiene problemas económicos y que puede conciliar su trabajo y su familia, estará dispuesto a hacer todo lo que se le pida.
Han heredado la filosofía de sus antepasados, yo te exploto y tu te aguantas porque comes gracias a mi. Soy tu salvador y me lo tienes que agradecer dejándote la vida y la salud en ello. Y si no quieres, utilizan el otro pilar fundamental de su gestión:
"La puerta es grande y gente para ocupar tu puesto la tengo a miles, cobrando menos y encima agradecidos".
Nunca seremos un país del primer mundo y los obreros siempre estaremos considerados como lo más bajo de la sociedad de quien hay que aprovecharse.
lunes, 3 de julio de 2017
Matrimonio, el absurdo hecho institución
Después de dos entradas seguidas que han sido sendas reseñas tengo necesidad de volver a lo que es la esencia de este Blog.
Es un Blog personal y escribo sobre mis experiencias y opiniones, o las reacciones que las de otros me producen.
Vuelvo pues a la senda original.
Los condicionantes de los humanos, normas de conducta o leyes morales heredadas de épocas ancestrales son muy curiosas. Anulan la racionalidad de la gente y ser un "ser racional" es lo que nos diferencia de los animales. Al menos eso me enseñaron en el colegio.
Esto viene a colación de la celebración del día del orgullo gay. Algunas televisiones han aprovechado para volver a bombardear con opiniones de políticos sobre el matrimonio homosexual.
Cuando oigo declaraciones del tipo de: "La institución del matrimonio es para personas de diferente sexo, hombre y mujer" echo mano de mi racionalidad.
¿Quién la creó? El hombre o la sociedad de la que forma parte. No es que nacieramos con ello como lo hacemos con la nariz, la boca o los ojos.
Fue una maniobra para obligarnos a unirnos y reproducirnos en el seno de un círculo cerrado y controlado que facilita la vigilancia por parte de los que regentan el poder.
Entiendo que en su momento esto tenía todo el sentido porque ayudaba a la perpetuación de la raza.
El matrimonio se creó, fundamentalmente, como base para la procreación y en su momento tenía sentido. Pero que los prohombres de ahora crean que los humanos nos vamos a extinguir porque, si se permite el matrimonio gay vamos a dejar de reproducirnos, es igual que si alguien con sobrepeso creyera que, porque no cene una noche, le va a salir anemia.
De todas maneras uno de los grandes hándicaps de todo este montaje es el aderezo de todo tipo de rituales salidos de la creatividad de las religiones.
Cosas sin sentido como la virginidad, la fidelidad y el "Hasta que la muerte nos separe" surgieron de la mente calenturienta de los obreros de la fe. Pero no es más que la consecuencia de unas normas heredadas de sus colegas a lo largo de los siglos, "la mujer es mala, hay que tenerla controlada".
Y gracias a un decálogo completamente inventado que convertimos en sagrado se genera el supremo poder de tener esclavos sin que se note.
Y sigo creyendo que, o todo esto en su momento tenía sentido o quizá fue una consecuencia lógica de que los señores fueran dueños de vidas y haciendas y los religiosos sus ayudantes más abnegados.
Pero, ¡¡por Dios, que estamos en el siglo XXI!!.
Cuando veo las películas de ciencia ficción de los años 50, no sólo me siento decepcionada por no llevar un traje plateado, no poder comunicarme por telepatía, teletransportarme, hacer viajes interestelares o tener naves espaciales en vez de coches. Lo que más me entristece es que la sociedad no ha avanzado y por ende, el pensamiento.
Seguimos siendo intransigentes, puritanos, insolidarios, racistas... torturados por unas normas que nosotros hemos creado, como eternos sadomasoquistas.
¡Cuando llegará la hora de que el Pensamiento evolucione! Y me refiero al Pensamiento como concepto absoluto.
A estas alturas algunas instituciones deberían estar obsoletas, y el matrimonio es una de ellas. No deberíamos luchar porque todos tengan derecho a él, deberíamos hacerlo para que fuera erradicado.
Pero, en este mundo todo se mueve por dinero. Las palabras "amarse, respetarse..." son una fórmula. Tienen el mismo sentido que "curita sana, curita sana..."
Al final todo esto no es más que un negocio del que todo el mundo saca tajada menos el que tiene la desgracia de ser un invitado.
En fin, queda patente que lo último que haría en mi vida sería casarme.
De todas maneras si casarse hace felices a la mayoría de las personas, adelante. Así podrán divorciarse y enriquecer a otra parte de la sociedad. ¡¡Los abogados!!
Es un Blog personal y escribo sobre mis experiencias y opiniones, o las reacciones que las de otros me producen.
Vuelvo pues a la senda original.
Los condicionantes de los humanos, normas de conducta o leyes morales heredadas de épocas ancestrales son muy curiosas. Anulan la racionalidad de la gente y ser un "ser racional" es lo que nos diferencia de los animales. Al menos eso me enseñaron en el colegio.
Esto viene a colación de la celebración del día del orgullo gay. Algunas televisiones han aprovechado para volver a bombardear con opiniones de políticos sobre el matrimonio homosexual.
Cuando oigo declaraciones del tipo de: "La institución del matrimonio es para personas de diferente sexo, hombre y mujer" echo mano de mi racionalidad.
¿Quién la creó? El hombre o la sociedad de la que forma parte. No es que nacieramos con ello como lo hacemos con la nariz, la boca o los ojos.
Fue una maniobra para obligarnos a unirnos y reproducirnos en el seno de un círculo cerrado y controlado que facilita la vigilancia por parte de los que regentan el poder.
Entiendo que en su momento esto tenía todo el sentido porque ayudaba a la perpetuación de la raza.
El matrimonio se creó, fundamentalmente, como base para la procreación y en su momento tenía sentido. Pero que los prohombres de ahora crean que los humanos nos vamos a extinguir porque, si se permite el matrimonio gay vamos a dejar de reproducirnos, es igual que si alguien con sobrepeso creyera que, porque no cene una noche, le va a salir anemia.
De todas maneras uno de los grandes hándicaps de todo este montaje es el aderezo de todo tipo de rituales salidos de la creatividad de las religiones.
Cosas sin sentido como la virginidad, la fidelidad y el "Hasta que la muerte nos separe" surgieron de la mente calenturienta de los obreros de la fe. Pero no es más que la consecuencia de unas normas heredadas de sus colegas a lo largo de los siglos, "la mujer es mala, hay que tenerla controlada".
Y gracias a un decálogo completamente inventado que convertimos en sagrado se genera el supremo poder de tener esclavos sin que se note.
Y sigo creyendo que, o todo esto en su momento tenía sentido o quizá fue una consecuencia lógica de que los señores fueran dueños de vidas y haciendas y los religiosos sus ayudantes más abnegados.
Pero, ¡¡por Dios, que estamos en el siglo XXI!!.
Cuando veo las películas de ciencia ficción de los años 50, no sólo me siento decepcionada por no llevar un traje plateado, no poder comunicarme por telepatía, teletransportarme, hacer viajes interestelares o tener naves espaciales en vez de coches. Lo que más me entristece es que la sociedad no ha avanzado y por ende, el pensamiento.
Seguimos siendo intransigentes, puritanos, insolidarios, racistas... torturados por unas normas que nosotros hemos creado, como eternos sadomasoquistas.
¡Cuando llegará la hora de que el Pensamiento evolucione! Y me refiero al Pensamiento como concepto absoluto.
A estas alturas algunas instituciones deberían estar obsoletas, y el matrimonio es una de ellas. No deberíamos luchar porque todos tengan derecho a él, deberíamos hacerlo para que fuera erradicado.
Pero, en este mundo todo se mueve por dinero. Las palabras "amarse, respetarse..." son una fórmula. Tienen el mismo sentido que "curita sana, curita sana..."
Al final todo esto no es más que un negocio del que todo el mundo saca tajada menos el que tiene la desgracia de ser un invitado.
En fin, queda patente que lo último que haría en mi vida sería casarme.
De todas maneras si casarse hace felices a la mayoría de las personas, adelante. Así podrán divorciarse y enriquecer a otra parte de la sociedad. ¡¡Los abogados!!
sábado, 1 de julio de 2017
"Caen estrellas fugaces"
Este post es muy difícil para mi. Lo he empezado mil veces y mil más lo he borrado.
José, Goretti y yo iniciamos una relación, que a mi me gusta pensar que es de amistad, con "Caen estrellas fugaces" como nexo de unión.
Esto, inconscientemente me supone una presión. Me gustaría poder transmitir, en esta entrada, las sensaciones que el libro me provoca y así, facilitar a otros las ganas de experimentarlas también.
Voy a intentarlo y espero no decepcionarlos
"Caen estrellas fugaces" es un libro visual. Es como atravesar el armario de las " Crónicas de Narnia". Cuando te sumerges en sus páginas, dejas de ser un espectador para convertirte en un personaje más, paseando por las calles del Madrid de la segunda mitad del siglo XIX.
Y como Bastian, el protagonista de "La historia interminable", te es difícil volver a tu vida real.
Por tanto, y como caballero o dama de aquella época, es fácil entender que este siglo fuera un crisol de creencias diferentes. De un lado los seguidores de la razón, del progreso, de la tecnología. Del otro, los que se dejaban llevar por la moda de todo lo relacionado con el esoterismo. Estos se entregaban con facilidad a videntes y adivinos, la mayoría de ellos de "pega", como una forma de liberación, de rebeldía ante el oscurantismo de siglos anteriores.
Es fácil pues suponer que un fenómeno climático excepcional diera pie a creer que se avecinaban hechos extraordinarios.
Este es el mar embravecido donde se mueven nuestros personajes principales, que como la mayoría de la sociedad, y yo misma, han tomado partido por una de las facciones.
De un lado tenemos a Leonidas Luzón. Me permito extenderme más con el ya que me siento unida de una manera especial.
Luzón, como mi madre, sufría de polio, por tanto me es fácil entenderle, reconocerle.
Mi madre y León eran dos espíritus indomables atrapados en cuerpos que se habían convertido en su prisión.
Eran pura pasion, entusiasmo, fuerza. Por tanto, inevitablemente, odiaban esta prisión, odiaban la condescendencia de los demás traducida en ayuda y buena intención.
Pero hay una diferencia sustancial entre los dos, mientras mi madre era profundamente creyente, Luzón es un tipo aparentemente descreido.
Erudito y con un extraordinario espíritu crítico que le lleva a la máxima de Tomás: "Ver es creer".
"Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo si no creyente". Esto busca León, tocar las manos y el costado de Jesús para poder creer. Es por esto que se convierte en "Abogado del Diablo".
Su objetivo no es desmontar milagros falsos si no, muy al contrario, encontrar el milagro verdadero y poder creer.
Toda esta coraza de lógica y ateísmo es puesta a prueba cuando conoce a la otra protagonista de esta historia, Elisa Polifeme.
Ella es delicada, frágil, sensible y con una característica totalmente opuesta a las creencias de Luzón. Es vidente.
La vida de Elisa esta rodeada de hechos extraordinarios, de visiones apocalípticas de un futuro que es incapaz de cambiar.
Nada más conocerse se ve irremediablemente atraída por la fortaleza del otro protagonista. Elisa no ve a León como "disminuido" porque le siente seguro. Le siente, no le ve porque ella es ciega.
Y entre toda esta armonía que sobrevive entre el caos aparece una nota discordante que, a la vez, es la soga que mantiene fuertemente atados a nuestros protagonistas entre sí.
No hablaré de este ser, solo diré que para la lógica de él, es un miembro de una raza que nace con una malformación en la espalda. ¡Tienen alas!.
Y para ella, es una presencia inquietante, que se cuela en sus visiones y que siente familiarmente conocida aunque no sabe ni cuando, ni como, ni porque.
Todos estos son los elementos de una ecuación que da como resultado una historia que apasiona desde la primera página.
Pero nuestros protagonistas, aparentemente solos en el ojo del huracán, estan, sin embargo, arropados por todo un elenco de personajes, reales y ficticios que enriquecen aún más si cabe la historia. Este elenco coral que sirve de escenografía, nos da la vía de acceso para integrarnos, como uno más, en esta aventura.
Y no me sustraeré de comentar lo Dickensianos que son algunos de estos personajes secundarios. Yo, que me declaro una fanática de Dickens, ¡estoy encantada!.
Gracias a sus autores, tenemos una ventaja sobre el resto de paseantes habituales. Tenemos acceso a la visión de las calles de la capital del siglo XIX y una evolución rápida de lo que serán en el futuro siglo XXI. Como lectora agradezco esta técnica tan cinematográfica que refuerza las imágenes que recrea mi imaginación.
Solo me queda hacer una petición a José y Goretti. Que en su próxima novela hagan lo mismo con Barcelona.
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