viernes, 18 de agosto de 2017

El niño 44

No voy ha hacer una reseña sobre "El niño 44", sería absurdo tratándose de un betseller mundial con película incluida. Eso ya lo han hecho profesionales que escriben infinitamente mejor que yo.
Pero lo que más me interesa es el contexto de la novela, la Unión Soviética de la época Stalinista.
El concepto del pueblo soberano, la igualdad, el acceso gratuito a las necesidades básicas como la educación, la vivienda, el alimento, la ropa... Acaban convirtiéndose en una trampa para el ciudadano.
En el momento en el que él concepto cae en manos despóticas, pasa de ser una maravillosa utopía a una trampa mortal. Un mundo surrealista que ni siquiera Kafka podría haber imaginado.
La enorme maquinaria burocrática del estado (que en este caso se multiplica de manera infinita) aplasta todo a su paso.
La individualidad es un delito porque la igualdad se lleva al extremo de convertir al pueblo soberano en una masa gris, sin caras, sin personalidad. Simples números sin sentimientos, como prisioneros de un campo de concentración nazi.
Pero, en realidad todo es una farsa porque, la élite sigue ocupando los sitios privilegiados en la parte alta de la pirámide, disfrutando de una vida que a las bases de esa misma pirámide no le está permitido ni imaginar.
La lógica dice que si el estado cubre todas tus necesidades de manera gratuita, no se necesita ganar mucho dinero por tanto. Lo malo es lo que se sobre entiende a la hora de valorar como se cubren dichas necesidades. Miles de personas hacinadas en colmenas compartiendo un exiguo espacio, sin agua corriente y caliente, con un único WC, sin calefacción, sin ventilación.
Alimentos de mala calidad rayando en la insanía.
Todo esto aceptado como la única manera posible de sobrevivir ya que, el padre/estado no va a aceptar la protesta ni la insatisfacción.
Se utiliza una lógica completamente aplastante. Si el individuo tiene lo que necesita no tiene porque no ser feliz ni estar insatisfecho. Por tanto, cualquier conato de rebelión esta provocado por elementos infiltrados por gobiernos extranjeros, envidiosos de la revolución, que lo que intentan hacer es desestabilizar el país para destruir el sistema político.
Y a partir de aquí el estado policial se implanta y cualquier crítica, por vanal que parezca, se convierte en el peor crimen, la traición. 
Como consecuencia de esta paranoia oficial millones de inocentes acabaron sus días en gulags. Prisiones que, en realidad eran campos de concentración, todavía más horribles que los vistos anteriormente.
La vigilancia y el control es total y se considera traición cosas como, no estar casado, no tener hijos, llegar tarde a trabajar, faltar un día por enfermedad... Etc, etc.
Anteriormente (ver post "1984") ya he formulado la teoría de que George Orwell utilizó las prácticas puestas en marcha en la Unión Soviética para desarrollar una versión futurista del mundo. Pero, en realidad, no era más que una crítica encubierta a sus antiguos colegas comunistas.
*NOTA: Este post lo publico más tarde porque en mitad de su desarrollo ocurrió el atentado en mi ciudad. Dedique mi tiempo a intentar ayudar de la única manera que podía, difundiendo a través de las redes los comunicados de los Mossos d'Esquadra. Agradezco infinitamente, como barcelonesa, todos los mensajes de cariño y solidaridad llegados de todos los puntos del mundo.





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