domingo, 9 de julio de 2017

Depredadores con corbata: Empresarios

La fauna empresarial. Son auténticos depredadores con corbata y, solo a veces, con buenos modales. 
No voy a entrar a hablar de la lucha obrera durante la historia porque necesitaría mucho tiempo y daría para un libro y no para un Blog.
Lo que si remarcaré es el sacrificio en todos los sentidos, incluso de su vida, de miles de personas, en un intento de mejorar las condiciones laborales. Gracias a esto se han logrado cosas como las jornadas de ocho horas, las semanas de cuarenta, los descansos remunerados, las horas extras. El derecho a la huelga, el paro, los contratos, las mutuas de accidentes, etc.
Las luchas hasta conseguir estos derechos llegaron a ser, en muchos momentos, sangrientas. Incluso dedicamos días para reconocer la muerte heroica de mujeres y hombres, víctimas valientes que dieron su vida para mejorar las de otros obreros como ellos.
Desgraciadamente en la actualidad todavía quedan países donde los trabajadores sufren situaciones cercanas a la esclavitud, solo comparables a la época de la revolución industrial.
Pero esta vez no voy a hablar de ellos si no del mio.
En España hemos pasados muchos períodos turbulentos con los trabajadores como telón de fondo debido a que aquí las clases sociales siempre han sido muy particulares.
Durante nuestra historia pasada y reciente han existido dos élites que han corrido paralelas. Por un lado la aristocracia, heredados de un reinado a otro, son como aquel jarrón que pasa de padres a hijos, que lleva siglos en la familia pero del que nadie se atreve a desprenderse.
Por otro los empresarios que son los que realmente siempre han mandado en el país.
La personalidad de estos no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo. Son egoístas, elitistas, pagados de ellos mismos, egocéntricos y poco inteligentes.
Consideran a sus empleados como esclavos y sienten un desprecio total por ellos, el mismo desprecio que algunos sienten por seres a los que consideran inferiores. Por tanto no ven como injustas ninguna de las decisiones que toman. Su Dios es el dinero y hacen cualquier cosa para ganar más. Pero como profesionales dejan mucho que desear, no saben hacer su trabajo. Si fueran empleados en vez de dueños los habrían despedido nada más empezar.
Tienen dos pilares fundamentales a la hora de gestionar sus negocios, por un lado:
"Reducir gastos de producción para así aumentar los márgenes de beneficio".
Es un gran objetivo si no fuera porque es el único y además está mal gestionado. No se rebajan estos costes a través de la mejora del sistema de fabricación mediante inversiones para agilizar y facilitar los métodos productivos.
No se hacen estudios logísticos para reducir gasto en las entregas de material con operadores mejor situados según las ubicaciones de la cartera de clientes.
Los estudios de mercado son desconocidos para nuestros empresarios, así como los departamentos de marketing.
No se atreven a exigir a sus departamentos de ventas aumentos de precios en momentos determinados ni a negociar mejores condiciones en la compra de materias primas.
La única manera que estos seres hambrientos de dinero saben aumentar sus beneficios es mediante la exigencia constante de aumentos de productividad a sus plantillas. Obligan a sus empleados a hacer horarios imposibles, trabajar a destajo como en los años 40 pero sin cobrar por ello.
Se intenta aumentar la producción con los mismos medios técnicos y humanos pero recibiendo las mismas recompensas. Porque, eso sí, tienen un magnífico juego de cintura para evitar subir los sueldos más allá del IPC. Y por supuesto, los premios y los incentivos no existen para ellos.
Nuestros empresarios no entienden que un trabajador feliz y satisfecho con su trabajo y su empresa, que no tiene problemas económicos y que puede conciliar su trabajo y su familia, estará dispuesto a hacer todo lo que se le pida.
Han heredado la filosofía de sus antepasados, yo te exploto y tu te aguantas porque comes gracias a mi. Soy tu salvador y me lo tienes que agradecer dejándote la vida y la salud en ello. Y si no quieres, utilizan el otro pilar fundamental de su gestión:
"La puerta es grande y gente para ocupar tu puesto la tengo a miles, cobrando menos y encima agradecidos".
Nunca seremos un país del primer mundo y los obreros siempre estaremos considerados como lo más bajo de la sociedad de quien hay que aprovecharse.



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