Este post empieza sin un camino, sin un sentido, sin un tema determinado. Como querer, quiero transitar la experiencia de escribir y publicar este blog, más que para compartir la senda recorrida, para que sea esclarecedor para mi. ¿Porque sigo haciéndolo aunque hay veces que me duele más que otra cosa?.
Nunca había escrito, ni siquiera la lista de la compra. Soy de ciencias y la creatividad nunca ha sido mi fuerte. Siempre pensé que hilvanar tres palabras seguidas que fueran lo suficientemente coherentes como para constituir un escrito no iba conmigo.
Lo que si he hecho siempre ha sido convivir conmigo misma. ¡Y es una ardua labor!.
Ahora he recorrido un largo camino y he llegado a la madurez dejando algunos lastres detrás pero, desafortunadamente, no todos.
Cuando digo que he convivido siempre conmigo misma me refiero a que mi mente es un órgano. que no para de funcionar. Supongo que por eso soy casi insomne crónica. En épocas anteriores todo lo que ahora traspaso a estos pequeños escritos se quedaba exclusivamente allí dentro. Nunca me planteé plasmarlo en ningún sitio y mucho menos, hacerlo publico.
He sufrido temporadas muy largas, eternas a veces, de una tremenda angustia, de una amargura tal que me llevó a permitir dejar pasar pensamientos que nunca deberían haber salido de lo más oscuro y profundo de mi alma. Me han asaltado miedos que eran más terrores que simples temores. He enfrentado situaciones de las que no tenia ni idea de como salir y que durante eternos momentos me han paralizado.
He soportado la terrible y real sensacion de tener la vida y la integridad física de la persona que más amaba en mis manos y no saber que camino, que decisión tomar.
Me he enfrentado a la perdida de la lucidez por parte de esa persona sin tener ni idea de cual era la actitud que había que adoptar en esa situación. Como tenía que tratarla, que podía decirle y que no. Pero, sobre todo, como podía defenderme para que no me arrastrara con ella.
Y he estado sola en todos esos momentos. Con la única persona con la que podía compartir mis dudas, mis indecisiones. La unica que podia darme consejo y seguridad era la que había perdido toda capacidad cognitiva.
Pero en ningún momento se me ocurrió traspasar todo eso al papel.
Me avergonzaba escribirlo aunque fuera algo que solo iba a ver yo. Siempre lo consideré una debilidad y en aquel momento yo podía permitirme cualquier cosa menos ser débil.
No me di cuenta de lo esclarecedor, lo sanador que puede ser volcar todo lo que deja tu alma en carne viva en un papel en blanco y luego releerlo.
Tuvo que morir ella y decidir yo dejar atrás toda mi vida anterior, cambiar de residencia, hacer una enorme hoguera y realizar un aquelarre para purificarme y permitirme volver a ser yo, para que por fin me decidiera a empezar a escribir.
Y, curiosamente, descubrí la facilidad que tengo para hacerlo. No se sí bien o mal, se que he recibido buenas criticas pero yo soy la inseguridad hecha persona y por tanto no lo sabré jamás.
Lo que si sé es que mi escritura es compulsiva, que sale directamente de mi mente al papel, que escribo de corrido, sin volver atrás, que no repaso ni releo hasta que no he terminado y que solo corrijo las faltas o las frases mal construidas.
Lo del blog vino después. Creo que todos los que nos hemos dejado poseer por el demonio de la “creatividad” lo hacemos con la intención y la esperanza de que alguien tenga curiosidad y quiera saber que tenemos para comunicar. Por eso abri las puertas de esta mi casa a todo aquel que quisiera escuchar a esta narradora de historias. No siempre mis opiniones, ideas o divagaciones tienen la misma audiencia pero yo las explico con la esperanza y la ilusión de que alguien que pase por la puerta quiera compartir un ratito conmigo.