domingo, 12 de febrero de 2017

Niños Soldado



El 12 de febrero es el Día Mundial de los Niños Soldado.
La infancia es la parte más vulnerable de la sociedad y por eso mismo son el objetivo de depravados y gentuza sin escrúpulos. Son vendidos, usados como objetos sexuales, como esclavos, asesinados...
Hay Asociaciones que intentan defenderlos, protegerlos pero están desbordados porque son muchos los peligros que amenazan a la infancia, incluso en países desarrollados donde las leyes son mucho más duras.
El colectivo más desconocido, más olvidado es el de los niños soldado.
En la actualidad, Unicef cifra en, aproximadamente 300.000 víctimas de estas prácticas resultantes de guerras olvidadas como la de Yemen, Sudán del Sur, República Centroafricana, República del Congo...
Leyendo informes de esta misma ONG compruebo que la técnica de captación es común en muchos de ellos. Son secuestrados y llevados a campamentos. Una vez allí, se les tortura, no se les alimenta, se les obliga a dormir en el suelo al raso, trabajan todo el tiempo después de horas de instrucción. Ósea, se les lleva a la extenuación.
Con esto se consigue embrutecerles, que esten demasiado cansados y asustados para ni siquiera pensar. Y se convierten en alguien completamente obediente. Es como el perro que lame la mano de su dueño después de que este le pegue con una vara. No es amor, es terror.
Les dicen que han asesinado a sus familias o que estas se han marchado y les han abandonado porque ya no les quieren, nadie les quiere.
Se realizan ejecuciones públicas como castigo para los que han intentado huir y para disuadir al resto.
Y cuando ya solo son cuerpos lastimados que ni siquiera sienten les llevan a la batalla.
En la orgia de sangre posterior al combate les hacen testigos de atrocidades y les obligan a cometerlas. Cortar cabezas, arrancar ojos, matar a otros chavales.


Y ya nuestros niños han desaparecido, se han convertido en fieras salvajes que muerden para no ser mordidas y que sólo saben reaccionar con violencia porque sus vivencias anteriores ya no las recuerdan.
Y entonces, los valientes adultos les ponen en primera línea del frente y si alguno, por miedo, intenta huir, es ejecutado allí mismo.
Si consiguen escapar o son liberados, sufren unas secuelas físicas y psicológicas muy difíciles de superar y la integración se convierte en un arduo trabajo del día a día.
Después de leer esto y llena de estupor me pregunto, ¿por qué? ¿Por qué destruir el futuro del mundo de una manera tan cruel?.
Miro a los críos que juegan en las calles de mi barrio. Veo sus cuerpos pequeños y frágiles, sus ojos llenos de inocencia y de curiosidad. Oigo sus voces dulces por infantiles, sus risas felices que siempre son contagiosas y que hacen sonreír al universo y alegran la vida.


Lo único que puedo deducir es que lo hacen porque son más fáciles de controlar. Más baratos.
Este ejército de tipos sin alma que puebla el mundo tienen que ser engendros salidos del mismo infierno ya que me cuesta creer que hayan podido tener padre, madre, hermanos. Que ellos hayan sido niños alguna vez.
No es una opción olvidar nunca a los miles de niños soldado que aún están atrapados en la pesadilla.


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