viernes, 5 de mayo de 2017

Bailarines a lo Milán Kundera

¿Me permitís ser irónica? ¡Ep! Sin quejas que voy a intentar utilizar un 20% de mi capacidad para la ironía.
El otro día (expresión que utilizamos los españoles y que puede significar ayer, la semana pasada o incluso el año pasado) estaba yo repasando una cosilla que me habían publicado en El País. En aquella época estaba inmersa en la lectura de "La lentitud" de Milán Kundera que, aunque es un libro cortito, da muchísimo para reflexionar.
Lo que escribí allí es una mínima parte de las sensaciones que ese libro me provocó. Pero, lo que recuerdo claramente es una imagen mental que me acompañó permanente mientras disfrutaba de esta tremenda sátira condensada en 168 páginas.
Pensemos en un actor cuando está actuando en el escenario. Las luces de los focos le impiden ver el patio de butacas desde su posición. Delante tiene una pared negra, pero esa pared está viva, respira, mira, siente y comparte.
Esa es la imagen pero con una sutil diferencia. Al final, se encienden las luces del patio de butacas y el actor recibe su recompensa. Ve caras de admiración, de emoción, de agradecimiento. Oye los aplausos y los bravos.
Algunos, que nos movemos en las redes sociales con un objetivo, somos como ese actor en el escenario. Tenemos un espía que nos dice que el público nos ve pero no recibimos lo mismo de esa pared negra. Sentimos la mirada y la respiración de los voyeur que espían desde detrás de las cortinas y de tanto en tanto alguno nos saluda con la mano.
Es como el cowboy John Wayne que recorre la polvorienta calle principal de Deviltwon para enfrentarse a su rival mientras siente sobre si la expectación de los ciudadanos escondidos tras las ventanas.
Un inciso:¡¡Uff...!! Tremendo esfuerzo me esta costando esto. Camino por la cuerda floja.
No puedo quejarme de las visitas a este Blog. Cuando lo inicié pensé que lo leerían solo mi familia y mis amigos porque me quieren y que una entrada reciba 10.000 visitas es algo que nunca podría haber soñado pero... Siempre hay un "pero",¿no?.
Los que nos exhibimos desnudos delante del mundo también necesitamos algo de calor humano, una palmada en la espalda, un "lo estas haciendo bien".
Tengo que confesar que tengo dos perfiles en Twitter pero uno de ellos solo pretende ser un minúsculo intento de ayuda para mis seres queridos: Unicef, Médicos Sin Fronteras, Amnistía Internacional, Save the Children, ACNUR, Proactiva, PotoPotoAfro.
Y en este perfil es donde noto especialmente esa indiferencia. Porque a mi personalmente, por el tipo de vida que me ha tocado vivir, hay una cosa que me duele por encima de todo, la invisibilidad.
Publicar twitts con historias tremendas y no recibir la más mínima reacción agota como poco.
Todo este lloriqueo que estoy volcando hoy aquí, como habéis podido comprobar, solo es una demanda de atención, es la pataleta de mi parte de niña para que me hagan caso, para recibir un caramelo y una caricia.
De todas maneras, como soy una persona empática por naturaleza, pienso en los que se mueven mimetizados en las redes sociales, con los que podemos hacer un viaje turístico por sus vidas desde que se levantan hasta que se acuestan. De los que vemos fotos de lo que comen, con lo se visten. Leemos crónicas de su día a día, minuto a minuto y pienso si recibirán el mismo tratamiento por parte de su público.  Espero que no porque, en ese caso, la invisibilidad es aún más cruel.
Bueno, este post me ha salido menos irónico y más resentido de lo que pretendía. Pero ya sabéis que no controlo lo que escribo. Pido disculpas si alguien se ha sentido ofendido.


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