Según Pablo Lombo, el mencionado autor, el programa de inteligencia artificial de Facebook había creado un lenguaje propio.
A partir de aquí se deja llevar por la paranoia de un futuro cercano dominado por las máquinas. Es más se desgrana una serie de rutinas que todos hemos cambiado adaptándolas a las directrices que nos marca Internet. Las consultas, las compras, las vacaciones, etc. Todas estas acciones rutinarias que casi todos realizamos habitualmente están decididas e influenciadas por los motores de búsqueda que consultamos. Ellos recuerdan nuestros gustos y nos llevan de la mano a las páginas que más interesan.
La manipulación de nuestra voluntad por parte de la gran red.
Aparentemente, ese ser incorporeo que es Internet y que conserva para siempre la información que nosotros mismos le proporcionamos más allá de lo que puede hacerlo nuestra propia memoria, puede parecer el hombre del saco dispuesto a sacar a la luz nuestras miserias para utilizarlas contra nosotros y obligarnos ha plegarnos a su voluntad. Pero solo es una bonita historia de Ciencia Ficción.
Realmente el poder de la información que se esconde en las entrañas de la gran nube no está en manos virtuales si no en otras de carne y hueso. Es ingenuo pensar que esa aparente manipulación que sufrimos los ciudadanos del siglo XXI sea debida a un espectacular salto evolutivo de los programas de inteligencia artificial cuando es un arte que el ser humano ha venido desarrollando desde tiempo inmemorial.
Primero se mantuvo a la mayor parte de gente posible en el analfabetismo porque a alguien que no sabe de prácticamente nada se le puede convencer de muchas cosas.
Cuando la educación fue asequible para casi todos la herramienta utilizada fueron los medios de comunicación que empezaban a despuntar, la radio, la televisión...etc.
El cuarto poder, el dueño de la información es el amo del mundo.
Y ahora se está jugando exactamente el mismo juego enganchar y distraer a las masas para así poder manipularlas, como cuando se cambia el curso de un río según nuestra conveniencia. O utilizar este medio como pantalla para evitar que veamos que pasa entre bastidores.
El ser humano es conformista por naturaleza y si se le proporciona un nivel de vida aceptable y una manera para entretener el tiempo libre se evita que piense, que se plantee cosas, que se indigne con las injusticias, tanto propias como ajenas, que germine en él la semilla de la protesta y la revolución.
Si además se tiene la posibilidad de manipular la información haciéndola partidista, y la Red proporciona todas las herramientas para poder hacerlo, tienes a millones de personas que dejan de pensar por si mismas.
En definitiva, a mi me preocupa más que el poder que la conexión de todos al mismo sitio, como si de un gran Matrix se tratará, proporciona esté en manos solo de unos pocos.
La aparente libertad de Internet es solamente eso, apariencia. Estamos permanente vigilados. Nos hemos convertido en parte integrante e inseparable de estadísticas, estudios de mercado, de opinión... La uniformidad del ciudadano se ha extendido e incrementado gracias a este medio que yo estoy utilizando ahora mismo. La masa cada vez es más gris.
En fin, que probablemente la teoría de la conspiración del artículo y la mía son la misma pero con diferentes protagonistas.
Pero, lo que me preocupa en realidad, es que la teoría exista.