miércoles, 15 de marzo de 2017

Siria

Soy una ingenua, no me importa reconocerlo. En plena madurez y después de haber pasado por todo tipo de situaciones en donde he recibido la indiferencia y la incomprensión de los demás, sigo creyendo en el ser humano.
Vemos imágenes terribles cada día. De muerte, de sufrimiento, de gente que lo ha perdido todo. Vemos desplazados que dejan atrás, parte de sus familias, todas sus pertenencias, sus hogares.
Sabemos que hay miles de refugiados que prefieren pasar un infierno para, probablemente, acabar ahogados en el Mediterráneo antes que quedarse en sus países. Solo el pánico más absoluto te puede empujar ha hacer algo así.
Y, como ingenua que soy, pienso que todos vemos lo mismo.
Por eso cuando me enfrento a publicaciones de gente que, en vez de dedicar sus esfuerzos a paliar todo ese sufrimiento, se entretienen en intentar ensuciar a los que si lo hacen, no salgo de mi asombro.
Mi pluma no es tan locuaz como la de aquellos que se dedican a buscar yihaidistas entre las filas de ONG'S, periodistas, etc. Pero lo que si se es que los miembros voluntarios de estas ONG'S se la juegan en las zonas de conflicto y no se quedan en la comodidad del sofá.
Pero los españoles somos así. Nos cuesta reconocer lo que los demás hacen bien si nosotros no somos partícipes. Podemos echar por tierra una idea que puede salvar al mundo solo porque es la idea de otro.
Yo intento estar solo de parte de los que sufren. De los 18000 niños que han muerto en la guerra de Siria. Que han muerto por acciones militares de uno y otro bando. Que han sido mutilados por unas bombas que no caen solas, que son lanzadas por asesinos teniendo como objetivo colegios y hospitales.
Intentar defender a alguno de estos asesinos me parece obsceno. Y hacerlo solo para tirar tierra encima de quien es objeto de nuestras críticas es rastrero.
Cuando leo que las imágenes de la población civil afectada por bombardeos y ataques con armas químicas están manipuladas, no puedo evitar recordar a los que dicen que los testimonios y las pruebas gráficas del holocausto nazi son mentira.
Podemos acusar a gente como Médicos Sin Fronteras, que mueren en los ataques indiscriminados a hospitales, de lo que queramos pero no dejan de ser héroes que dan su vida por los demás.
He llegado a leer verdaderas teorías de la conspiración en donde Unicef o Acnur son miembros de Al Qaeda disfrazados que se venden al mejor postor.
Se que a ellos no les afecta y que van ha seguir trabajando igual, pero a mi me indigna. Me indigna y me entristece que lleguemos ha ser tan cínicos que ya no podamos creer que haya solidaridad en el prójimo.
Sería mejor para todos que si esta fauna no va ha mover un dedo para ayudar, desplazara el lanzamiento de sus vilis hacia parrillas más concurridas por gente de su calaña. Les quedaría mejor ser tertulianos de Telecinco.

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