Se que quizá me vuelvo insistente con mi concepto de los "bailarines a lo Milán Kundera", pero hay veces que se me muestran de una forma tan clara, tan precisa, que no puedo evitarlo.
No voy a dar el nombre. Quienes siguen las noticias del corazón y las redes sociales saben a quien me refiero. De todas maneras solo representa un ejemplo perfecto de otros muchos que mantienen sus miserias en la sombra mientras dan una imagen ideal al mundo. ¡Mis perfectos "bailarines"!. Ellos, y no mi pobre vocabulario, son los que mejor pueden explicar este concepto, a lo mejor, un poco abstracto para algunos.
Creo, sin embargo, como ya he dicho otras veces, que estos especialistas del postureo, existen en cualquier ámbito de la sociedad pero tan poco podemos negar que hay universos más predispuestos que otros.
Y tanto la política como las redes sociales son el caldo de cultivo ideal para este tipo de "yonquis" de la atención pública.
Volvamos a nuestra protagonista. Una chica guapa, inteligente, probablemente con don de gentes, seguro que con un futuro prometedor que, en un momento dado, se vuelve adicta a Instagram.
Y, a partir de aquí, crea un universo a su alrededor de mentiras apoyadas por una escenografía perfecta.
Se deja esclavizar por las marcas. Esos monstruos sin cara ni corazón, máquinas solo interesadas en generar beneficios. Y su ambición unida al hambre constante de estos depredadores la lleva a teatralizar su día a día. Siempre tiene que estar perfecta porque, perennemente acompañada de su fotógrafo, debe inmortalizar cada instante de su ficticia perfecta vida para conseguir más seguidores, más "likes" y que las marcas acepten las subidas de su "caché".
Pero, como Dorian Grey, oculta su verdadera cara en un cuadro escondido en el desván. Una cara que jamás podrá mostrar, ni siquiera para gritar desesperadamente demandando esa ayuda que tanto necesita.
Y siento, de repente, una infinita pena por una persona que se siente torturada por la soledad porque, esa soledad, no es elegida, está autoimpuesta por la manera en que, ella misma, a decidido vivir.
Supongo que debe tener un terrible conflicto interior porque, la persona que es, envidia terriblemente a la persona que se supone que es.
Recorrer un camino como este jamás te puede llevar a un buen final. Por eso nuestra "bailarina" a acabado ejecutando su última e infernal coreografía al final de una soga.
Supongo que ahora será feliz porque, por fin, habrá conseguido deshacerse del disfraz que llevaba adherido a la piel y ser ella misma.
Bienvenidos a mi casa. Te adentras en un mundo de fantasía, mi mundo.¿Preparado?.
domingo, 24 de septiembre de 2017
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