Hola hermanita, probablemente cuando leas esto te vas a preocupar. Te juro que no es mi intención, solo pretendo explicarte como voy caminando poco a poco hacia un sendero desconocido en el que jamás pensé que acabaría.
Pronto hará dos años de la muerte de mamá. Las dos soportamos una tristeza enorme desde entonces. Pero sé que sabes que la mía es especialmente más dura. Se me fue mi madre pero también, mi compañera, mi amiga, mi bebé y sobre todo, mi razón para vivir.
Ella se convirtió, durante mucho tiempo, en el centro de mi existencia. Ella era el eje, el motivo por el que yo vivía. Cualquier cosa que hiciera estaba condicionada por sus necesidades, por su bienestar.
Cuando se fue definitivamente me quedé intentando manejar el estupor, como una brújula que había perdido el norte. Mi vida ya no tenía una razón, una utilidad. La tenía entera para mi y no sabía que hacer con ella.
Han sido demasiados años y perdí la costumbre (si alguna vez la tuve) de hacer planes, de mirar hacia el futuro, de tener unas metas, unos objetivos.
Ahora es tarde. Entiendemé, no lo es para planear, lo es para que yo incorpore esa costumbre.
Me quedé como un barco a la deriva, me dejé llevar por los embates del mar embravecido y empezó a importarme un carajo absolutamente todo, excepto tu y mis pequeños.
Me conoces muy bien y sabes que nunca he tenido una personalidad demasiado convencional. Me mantuve dentro de los cánones que la sociedad exige pero siempre en el límite y siempre por ella. Ahora esos límites se me van desdibujando cada vez más.
Vivir dentro del caos, increíblemente, me da seguridad. Y cada día soy más puro caos.
La educación nos marca desde que nacemos. Durante toda la vida nos enseñan lo que es aceptable y lo que no y que si no cumples con lo que se espera de ti estas fuera. Eres raro y todo el mundo te mira como a un fenómeno de feria. Por eso mis opiniones nunca han sido políticamente correctas por lo que decidí callarmelas, para evitar esos enfados que les agarraba a los demás cada vez que las expresaba. Por eso tengo un piso y una hipoteca, un coche, un trabajo...
Cuando mamá se fue decidí cortar con todos los lazos que me ataban al pasado y empezar de nuevo. Y lo hice...pero quizá no como yo quería en realidad.
Sabes, y si no te lo digo ahora, lo que me aterroriza la dependencia, los apegos. El apego a las personas se ha reducido a ti y a los niños. En cuanto al material, no se si lo he tenido alguna vez pero, en todo caso, ha desaparecido a pasos agigantados. Necesito muchas menos cosas de las que tengo para vivir pero, en este nuevo inicio, seguí dejándome llevar, para que nadie pensara que soy rara.
Pero sigo sintiendo que vivo una vida que no es la mía, que me dejo arrastrar por lo que los demás esperan que haga y no por que quiero hacer en realidad.
No se si mi camino va a continuar discurriendo por la senda que lo hace ahora por que las fronteras se me borran. Pero si acabara tomando otros derroteros, solo quiero que me mires y me veas como tu sabes que soy en realidad y me entenderás muy bien.
¡¡Os quiero!!
Bienvenidos a mi casa. Te adentras en un mundo de fantasía, mi mundo.¿Preparado?.
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