"Aguacero" cayó en mis manos por casualidad. A través de la reseña de un Blog.
Es de aquellas historias que te atrapan con sólo leer un extracto.
Cuatro asesinatos, dos de ellos cometidos en una pareja de la guardia civil y acompañados de su dosis de tortura, se dan en un pequeño pueblo de la Sierra de Madrid.
Estos sucesos están ambientados en los primeros años de la dictadura, cuando los vencedores, amparados por la fuerza que da la victoria e impelidos por el rencor de tres años de guerra civil, utilizaban cualquier excusa para pequeñas venganzas personales contra los vencidos.
Época en la que, todavía el régimen se sentía amenazado por los escasos focos rebeldes que quedaban.
El dictador dedicaba su tiempo a inaugurar embalses y presas como si no hubiera un mañana y ha hacerse fotos pescando salmones.
Y es precisamente la construcción de una de estas presas el telón de fondo que utiliza Luis Roso para unir toda una amalgama de personajes cuya coincidencia en el espacio habría sido difícil de otra manera.
Sindicalistas encubiertos, aristócratas venidos a menos, comunistas traidores, guardias civiles de todas las tendencias pero con el sello de siempre como aparato represor del estado, el típico alcalde facha, misogeno y narcisista...
Y sobresaliendo por encima de todos, Ernesto Trevejo, inspector de la policía de la capital.
Trevejo es un personaje construido de manera magistral que nada debe envidiar a los de Dashiell Hammett.
Cuando, en un momento concreto de la historia, alguien comenta al inspector que tiene cierto parecido con Humphrey Bogart no es más que poner en palabras una sensación con la que convives desde su primera aparición.
Sarcástico, analítico, desconfiado. Mostrando siempre una cara y ocultando el resto. Maneja de forma maestra el curso de las conversaciones de tal manera que, manipulando al interlocutor, consigue saber lo que el otro no está dispuesto a contar.
"...Se nota que tiene usted correa en este negocio ".
Escrita en primera persona, como cualquier novela negra que se precie, nos transporta a la España rural de la posguerra, con más sombras que luces.
El tempo está finamente calculado para que no sea tan rápido como para que el lector se pierda, ni tan lento que se aburra.
En definitiva, una de las mejores novelas negras que he leído de un autor español.
Pero no quiero acabar este post sin hacer mención especial de un personaje en concreto, Merceditas, la prostituta.
Sorprendente porque, a pesar de su oficio, es tímida, recatada, vergonzosa. Un error de juventud dio pie a su hermano para utilizarla como mercancía. ¡No tiene desperdicio!
No hay mayor satisfacción para un lector que disfrutar con una novela y esta te deja plenamente satisfecho. Espero poder añadir al inspector Trevejo a los personajes de mi vida participando en otras de sus aventuras.
Bienvenidos a mi casa. Te adentras en un mundo de fantasía, mi mundo.¿Preparado?.
miércoles, 28 de junio de 2017
domingo, 25 de junio de 2017
Mi mundo by Alex
Autor: Alex Salguero
Coautor y administrador: Luisa Vázquez
Contexto:
Este post va a empezar con un inciso.
Quizá parezca un poco reiterativa en algunos aspectos. También puede que parezca que algunos temas sean fetiches para mi. En este caso es absolutamente necesario ya que me dará pie para presentar a la persona con la que he escrito esta entrada y la relación que tengo con él.
Es noticia antigua que, por circunstancias de la vida, ni me casé ni tuve hijos.
Pero un feliz día completaron mi universo dos hombres que le dieron sentido a mi vida.
Hablo de mis sobrinos, Sergio y Alex.
Para mi son lo más importante, alrededor de lo que gira mi pensamiento constantemente. Los he nombrado muchas veces en este Blog. Incluso hay dos entradas dedicadas a ellos con su nombre por título.
Son dos personalidades distintas pero bellas en sus coincidencias y en sus divergencias.
El mayor, Sergio, es más aficionado a la lectura y mi pequeño, Alex, es muy imaginativo.
Tienen 12 y 11 años respectivamente.
Cuando esté Blog ya tiene unos cuantos posts a sus espaldas y algún lector habitual he decidido que ellos colaboren conmigo.
Por tanto, después de esta pequeña presentación, paso a transcribir lo que él opina sobre el sistema educativo con el que lidia cada día.
"Mi mundo" by Alex
"Hola, supongo que me estabais esperando y creo que ya sabéis de lo que voy a hablar. Mi cole.
Hay varias cosas que cambiaría rápido.
Sillas: A mi parecer las sillas son muy importantes en la escuela. Estamos muchas horas sentados en ellas, ¡¡en ese trozo de madera!!. Es incómodo, la verdad. ¿Que tal si nos pusieran un sofá?
Profesores: Quien no ha tenido el típico profe rellenito con mala leche, no me digáis que no.
Como molaría un profe amable, que no ponga deberes, etc.
Asignaturas: Para mi es lo peor por aburrido. Miras el calendario y ves, mates, catalán, castellano... y se te quitan las ganas de ir al cole.
Es en ese momento que dices "me gustaría trabajar". ¡¡Pero cuando trabajabas cambias de opinión!!
Como me gusta mucho el deporte, yo daría todas las asignaturas como hacemos la de Educación Física, más ejercicios que teoría. Serían más divertidas y participaríamos más.
Estudiar: Hay un momento del día en que tus padres te dicen enfadados, "¡a estudiar que tienes examen!". Tu vas mirando como pasan las horas y cuando, por fin, ya te lo sabés y vas a decírselo, te contestan "sigue estudiando hasta que se acabe el partido". ¡¡Y aún no ha acabado ni la primera parte!!.
Material: Es algo necesario en nuestro día a día. Libros, lápices, gomas,etc.
A mamá y papá no les queda otra que ahorrar y reutilizar las cosas de Sergio, mi hermano mayor, pero eso es un rollo...
Si eres el pequeño de la casa, ¡¡te entiendo!!. "
Epílogo:
Hemos plasmado aquí un testimonio de primera mano de un usuario del sistema educativo español.
Ha quedado patente que, mi sobrino es un niño que tiene las ideas muy claras. Y que yo soy una tía a la que el orgullo le rezuma por todos los poros
martes, 20 de junio de 2017
Ángeles del Mar
Súpe de Proactiva a través de Oscar Camps. Me llamó la atención el premio de "Catalá de l'any" de 2015. Alguien que había decidido dedicar su vida, su experiencia, sus ahorros, creando una ONG para ir a la zona más caliente del Mediterráneo a salvar vidas.
Sin medios, sin apoyos, solo con algunos de sus amigos y todo el entusiasmo del mundo.
Muchos le llamarían temerario, inconsciente... Yo lo llamo realista, porque supo mirar y ver. La mayoría de ciudadanos miran pero no ven.
Tuvo una capacidad de empatia que le llevó al compromiso.
A una parte, los que tienen la suerte de tener esta capacidad, nos lleva a sentirnos devastados por dentro. Solo a unos pocos privilegiados les remueve lo suficiente para decidir hacer algo.
Y le llamo valiente, desinteresado, comprometido...
No todos los países del mundo pueden presumir de tener "Ángeles del Mar" como ellos.
Pero voy a enfriar un poco mi entusiasmo y daré algunas cifras. Que sería del S.XXI sin datos.
Cito aquí fuentes de la misma Proactiva:
+ de 300.000 llegadas a las costas de Europa.
+ de 3.000 muertes/desapariciones en el mar.
Para tener una idea del contexto de estos viajes en barcos de la muerte, voy a tratar de sintetizar en pocas palabras lo que estos más de 300.000 refugiados tienen que soportar.
Después de conseguir llegar a Libia, tras un viaje por el infierno, sin perecer en el intento, se percatan que han caído en el Reino de Satanás.
Libia es una sucursal del averno en la Tierra manejada por acólitos aventajados del Diablo.
Si consiguen sobrevivir aquí lo suficiente son recompensados subiéndoles en basura marítima. Con combustible solo para llegar a aguas internacionales, teléfonos que no funcionan y chalecos salvavidas de todo a un euro.
Una vez llegan a vaciar el deposito están a la deriva.
Hasta 300 personas metidas en estos ataúdes flotantes sin comida, sin agua. Las mujeres y los niños en el centro para evitar que caigan al mar. Pero ese lugar se convierte en una trampa mortal ya que, el combustible mezclado con el agua del mar produce horribles quemaduras, a la vez que la imposibilidad de salir si hay un hundimiento.
No puedo imaginar lo que debe ser para estas personas ver, de repente, cuando ya todo estaba perdido, en el horizonte aparecer el barco de Proactiva. Ángeles volando por encima del mar para acogerlos con brazos amorosos, ponerlos a salvo, darles comida, agua, asistencia médica, amor...
Pero hay que ser prosaico, en este mundo hasta la solidaridad es cuestión de dinero.
Nuestros ángeles son terrenales y el mantenimiento de los barcos y toda la infraestructura necesaria para estos salvamentos cuestan dinero.
Solo lo material porque las tripulaciones de Proactiva son jóvenes que llegan a bordo con todo para dar y que se sienten recompensados con la simple sonrisa de un niño.
Esta es mi pequeña contribución para vosotros, Oscar y Proactiva. Espero que os guste y disculpéis que no sea gran cosa. Gracias.
jueves, 15 de junio de 2017
Transición, Democracia
Es curioso pero me sorprende cuando veo jóvenes dedicados a la política.
Probablemente es porque miro a mi sobrino de casi 13 años, sus compañeros de clase, sus amigos... Y compruebo un desinterés, un desconocimiento absoluto sobre esos temas.
Inevitablemente comparo esa actitud con la mía y la de mi circulo cuando teníamos esa edad.
Cierto que vivimos una época muy especial en la historia de nuestro país y también es verdad que no todos los jóvenes, en aquel momento, teníamos las mismas inquietudes, pero el 90% habían hecho de la política el eje central de sus vidas. Y no como profesión si no por una preocupación genuina por el país en el que vivían.
Cuando yo tenía 12 años, el 20 de noviembre de 1975, murió Franco, nuestro dictador particular, para regocijo mio y de la mayoría de mis compatriotas.
Estaba cursando octavo de EGB y había sido testigo de la evolución espectacular que había sufrido el profesorado en menos de tres años. De oír el himno nacional en el patio y rezar antes de empezar a estudiar pasamos a escuchar a Victor Jara, hacer clases de historia que consistían en coloquios donde se discutía, por ejemplo, los grandes movimientos sindicales del proletariado durante la revolución industrial. De no oír hablar de Miguel Hernández o Federico García Lorca a convertirlos en autores de cabecera y sabernos sus poemas de memoria:
"Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores".
Este tipo de sistema pedagógico influyó poderosamente en los intereses del sector más joven de la población de mi época adolescente.
Los llamados "profes progres" marcaron la vida de muchos de nosotros y nos convirtieron en testigos interesados y, en cierto modo, partícipes de la evolución democrática de España.
Otra cosa que me influyó en gran medida fue el hecho de vivir en Catalunya. Aquí sentimos especialmente la represión de la dictadura.
Yo llegué, emigrada de Andalucía, cuando tenía 4 años. Tuve que ser autodidacta a la hora de aprender el idioma y las tradiciones ya que estaban prohibidos en el sistema educativo. Por tanto, al interés por la transición a la democracia, se sumaba la necesidad de reclamar la autonomía que nos permitiera recuperar y dar la importancia que merecía la historia y la cultura de nuestra comunidad.
También se daba la circunstancia de que yo residía en una localidad eminentemente trabajadora. Los movimientos sindicales de la época se exacerbaron por una serie de reajustes en plantillas y cierres en empresas que tenían sede en mi ciudad.
Todo esto se mezclo en un gran caldero en ebullición constante. Había manifestaciones diarias, que rotavan de un interés a otro y que la policía, todavía acólitos del régimen anterior, se encargaban de reprimir como en los mejores tiempos de la dictadura.
Yo conocía gente que había pertenecido al Partido Comunista cuando todavía era ilegal y que sufrió el ataque de grupos de extremaderecha, que no aceptaban los cambios que se estaban produciendo en la sociedad.
Fue un periodo convulso donde todos los ciudadanos nos posicionamos para volver a tener libertad, para que los jóvenes de hoy no tuvieran que echarse a las calles para luchar por su futuro.
Por eso, la mayoría de españoles de mi edad, que eramos soñadores y creíamos que luchábamos por un futuro mejor, ahora nos hemos convertido en gente decepcionada que ha visto como los ideales de esos años han sido corrompidos por intereses económicos, que todo lo que nos costó tanto conseguir se está perdiendo, diluyendo. Esta siendo destruido poco a poco por gobiernos de derechas con militantes que creíamos que se quedaron atrás cuando murió Franco pero que, en realidad, siempre han estado ahí.
lunes, 5 de junio de 2017
Evolución
Viendo un episodio de "Cosmos" (no la serie original de Carl Sagan, una nueva versión) que trataba de la evolución y la adaptación al medio, empecé a pensar.
El hombre, como especie, ha tenido el mismo proceso evolutivo que cualquier otro animal de la naturaleza (con las debidas excepciones). Desde que llegamos a ser el Homo Erectus, hemos perdido el pelo corporal, inventamos un lenguaje, creamos herramientas que nos facilitaran las tareas cotidianas y la obtención de recursos, y eso nos convirtió en depredadores en la parte alta de la cadena.
La unión en grupos llevó inevitablemente a la creación de sociedades que se fueron sofisticando conforme las exigencias grupales crecian.
Se inventó el progreso, la tecnología y a partir de hay fue una escalada sin control, sin límite hacia un futuro que somos incapaces de imaginar.
Eso nos podría llevar a pensar que la adaptación al medio para la especie humana ha acabado. Quizá físicamente el hombre ha llegado al límite de mutaciones pero, en el siglo XXI se nos exige otro tipo de evolución, la emocional.
Las sociedades se amoldan a los cambios más rápido que sus propios miembros pero como toda selección natural, el que no se adapta, desaparece.
Al hombre se le exige una catadura moral que ha ido variando excepcionalmente con el tiempo y mientras una modificación física puede tardar siglos en producirse, la Era Moderna obliga a una transformación en lo más profundo de creencias y pensamientos a una velocidad de vértigo.
Pero lo más sorprendente es que todo este bagaje de supervivencia en la Tierra ha desembocado en una especie de tendencia al aislacionismo, a la individualidad.
Lo que llevó a la humanidad a unirse, el instinto de protección, el miedo a la soledad, la necesidad de pertenencia a un grupo, incluso el interés puramente comercial parecen haber desaparecido para la mayor parte de la sociedad.
Es cierto que proliferan las tribus urbanas como expresión de una necesidad de identidad, de grupalidad. Pero eso se da en un segmento de edad de la población, los jóvenes. Ellos están en pleno crecimiento psicológico y todavía les prima ese sentimiento atávico.
Pero quizá lo más preocupante de esa individualidad que nos aqueja es la creación de míni universos particulares alejados del resto de nuestros conciudadanos.
Parece que cada uno en su propia burbuja, permanece indiferente a lo que pasa fuera de ella.
El ser humano a perdido la capacidad de unión, de defensa del grupo, de protección de las bases más débiles.
Eso lleva a un irremediable estado de indiferencia. Nos convertimos en simples espectadores de los acontecimientos, sin implicación, sin sentimientos. Como los protagonistas de aquella película que viajaban en el tiempo como turistas, para ser testigos de primera mano de grandes catástrofes pero sin interactuar con el acontecimiento.
La grave falta de empatia del ciudadano moderno les hace valorar muy poco la vida o el sufrimiento ajeno.
Esto, más que cualquier otro motivo ambiental, nos llevará, indefectiblemente, a la extinción.
sábado, 3 de junio de 2017
Cambio climático
¡¡Me río... Me río sin poderlo evitar!!.
Sabemos que Trump, ese presidente absurdo como pocos que se han buscado los americanos, es un gran descerebrado. Pero, lo que me hace tanta gracia no es algo que ya veíamos antes de ser elegido. Lo que me mata es que, por una vez que el hombre decide ser consecuente, todo el mundo lo crítica.
Los yanquis se desvinculan del acuerdo sobre el clima, ese al que todo el mundo se adhiere pero nadie respeta.
Con ello se ganan las irás de los puritanos y snobs representantes del resto de potencias, acompañados por algún que otro perrito faldero (sí, a ese me refiero). Y yo me pregunto, ¿de que sirve que los americanos firmen ese panfleto, que es un triste "quiero y no puedo", si jamás han estado adheridos a él?.
Han dejado de ser hipócritas por una vez y han tomado una decisión que es totalmente acorde con su manera de pensar y ser.
Paso a analizar superficialmente su carácter, sin honduras que no soy Freud.
Para estos super héroes la tierra no es un planeta del sistema solar. Es un micro universo donde su país es el sol y el resto somos satélites que orbitan a su alrededor. Por tanto no hay problema, se puede tirar la mierda fuera. Y si alguno de ellos estalla no hay problema, uno menos que vigilar. Pero, aunque esto sea lo más criticable del mundo, por lo menos no son tan tontos como para quedarse la basura dentro de casa y luego firmar acuerdos por el bien del mundo.
Está claro que los americanos cuidarán su jardín para que esté hermoso pero seguirán fabricando venenos, seguirán contaminando atmósferas, ríos y mares y ganando dinero a costa de la salud de otros. Obligándoles a asumir compromisos que no van a cumplir no se conseguirá nada.
Si los gobiernos que les proporcionan mano de obra barata, rayando en la esclavitud. Bajos impuestos. Permisividad a la hora de limitar las toneladas fabricadas y almacenadas de determinados compuestos. Emisiones incontroladas. Tirar los residuos y no gestionarlos. Cambian sus legislaciones medio ambientales y las hacen cumplir, todo solucionado.
Mientras esos mismos gobiernos primen la "pasta" por encima de todo, nuestros amigos, los salvadores del mundo, seguirán haciendo lo que les de la gana. Porque ellos no contaminan en su nación, lo hacen en la de al lado.
Pero como el Karma existe y la Tierra es pequeña, los viajes interestelares y las colonias en Marte son ciencia ficción, cuando la especie humana desaparezca los americanos vendrán con nosotros.
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